En
España no gusta consultar a sus ciudadanos. Desde 1936 solo se
han realizado 6 consultas (referéndum) de carácter nacional, dos durante el
franquismo que alcanzaron, casi el 100% de participación, votaron hasta los muertos, y cuatro en democracia.
Hay un dicho
muy utilizado relativo a cualquier propuesta de consulta popular, se dice que
quien la convoca debe de estar seguro de ganarlo, por eso Adolfo Suarez informó que no hizo el referendo sobre Monarquía o República, sabía que perdía; hoy, y ya en cuestiones más próximas, no se hace una consulta
sobre Cataluña por el miedo a perder y que salga adelante una victoria independentista; igual ocurre con temas como la ley de partidos, la electoral,
los aforados, las diputaciones, la distribución territorial, etc., etc., todo
ello porque se manifiesta que habría que cambiar la Constitución y tienen miedo a que las cosas no salgan como los políticos de turno desean, ¿es esto una auténtica democracia?, la política española, para los políticos de la vieja escuela, navega bien tal y como está.
La participación ciudadana está en
mantillas en nuestro país gracias a que no se impulsa desde el
estado que la comunidad participe en el quehacer político, teniendo acceso a
las decisiones del gobierno de forma independiente sin que se tenga necesidad
de formar parte de la administración o de partidos políticos.
Para consultar,
hay que informar, poner en la mesa los pros y los contras y debatir, hacer eso
hoy en nuestro país es una entelequia y quien lo proponga es un “populista” con lo que han conseguido
denigrar a aquel que haga cualquier propuesta en ese sentido. Nos han inoculado el miedo.