He
de reconocer, y aquí lo he escrito en infinidad de veces, que una de mis preocupaciones es ¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos/as o nietas/os?; ojeando una revista, se hacían una pregunta que, aunque parecida es diferente, decía: ¿qué hijos o nietos vamos a dejar en este mundo?, es un modo de darle la vuelta a todo, tanto a la crisis económica
como a la crisis de valores. La pregunta me hizo pensar.
Recuerdo que mis padres nos insistieron para que estudiáramos, a pesar de
que suponía gran quebranto en una economía doméstica bastante escasa, eran los años 60, a
ambos hermanos nos exigieron, fueron duros, éramos conscientes del esfuerzo que hacían.
Los padres de los años 50-60 dejaron a sus hijos –nosotros-
varias guerras como las de Vietnam, los Balcanes, Irak, Afganistán, miles de guerras
en África y de guerrillas en América Latina, varias crisis económicas como la del petróleo, enfermedades como el Sida o
hambrunas en distintas partes del mundo que mataron a miles de niños/as y no sigo más que no deseo escribir un
libro. Dudo que aquellos padres/madres se preocuparan del estercolero que estaban dejando, un mundo “patas arriba”, de la misma manera que –nosotros-
se lo estamos dejando a nuestros hijos/as, que son los nietos/as de aquellos nuestros padres.
En la situación actual, está claro que el mundo que vamos a dejar es una pocilga, ¿puede arreglarse?, miremos padres/madres nuestro interior, ¿hemos
educado a nuestros hijos en el respeto a los demás y a todo lo público?, ¿son
gente responsable?, ¿son sinceros?, ¿son humildes?,
¿son solidarios?, ¿son honestos? …, resumiendo, ¿son “buena
gente”o "buenas personas"?. Si hemos conseguido que no digan, “todo vale” o “a mi ni me va
ni me viene”, las nuevas generaciones sabrán distinguir lo justo de lo injusto o el bien del mal, el
hambre de la saciedad, la verdad de la mentira; si esos objetivos se han alcanzado , no deberíamos estar preocupados, seguro que, nuestros
hijos/nietos, sabrán actuar y lo harán bien cuando tengan que ordenar
y arreglar el caos que les hemos dejado.
No olvidemos que la
responsabilidad de los hijos es de los padres y si todo este entramado sale
mal, no hemos hecho absolutamente nada, todo seguirá igual o peor. El tiempo lo dirá. Emilio Manuel Martín