Desde hace unos años “Nos han robado la capacidad de decisión sobre los asuntos fundamentales de
nuestras vidas, pero ¿quién?. La economía, los mercados, las agencias de
calificación… unos poderes invisibles y abstractos frente a los que ni los
gobiernos más poderosos del planeta osan enfrentarse.
Nunca los medios de comunicación y los políticos
profesionales nos han hablado tanto de economía. Supuestamente nos informan de
lo que ocurre, pero por más que leemos y escuchamos no nos dan las claves que
contestarían las preguntas fundamentales:
¿Cómo hemos llegado a esto? ¿De qué manera podemos salir de esta situación
minimizando el coste social del desastre? ¿Qué se puede hacer para que una
crisis de esta gravedad no vuelva a producirse?.
Transmitir
la idea de que, aunque sea injusta, esta es la única forma posible de afrontar
la crisis es la tarea fundamental de aquellos grupos sociales que se benefician
del orden actual así como de los que representan y defienden sus intereses. Y
el discurso económico, como tantas otras veces a lo largo de la historia, es su
mejor aliado. Tres son los elementos en que se basa el discurso económico hegemónico
para lograr ese objetivo:
1.- Plantear (explícita o implícitamente) axiomas más que discutibles pero que logran
instalarse en el «sentido común» colectivo: «Lo público es ineficaz». «Bajar los
impuestos genera bienestar», etc.
2.- Otorgar a los fenómenos económicos un carácter eminentemente
natural: sobreviene una crisis como si fuese un huracán; los
mercados nos golpean como lo haría un tsunami; la prima de riesgo sube o baja
de forma tan autónoma como lo hacen las mareas.
3.- Son las llamadas “realidades económicas invisibles”. Cuando un ataque especulativo «sacude» los mercados
españoles, ¿por qué no nos informan, con nombre y apellidos, de los bancos
(normalmente pocos, en buena medida españoles) que lo han protagonizado? También
es fácil saber el dinero que gana cada uno de ellos con la operación, lo cual
no puede dejar de considerarse una información de interés general.
Los
telediarios nos torpedean con datos de deuda y déficit, justificando los
sacrificios que debemos estar dispuestos a asumir para corregirlos. ¿No sería
interesante que nos informaran, de paso, sobre el origen de esa deuda? ¿Qué
tanto por ciento responde a los fondos transferidos —de una u otra forma— a
bancos y grandes empresas? ¿Y cuánto se debe a la supresión del Impuesto sobre
Patrimonio? ¿Y a la baja del tipo de gravamen del Impuesto de Sociedades?
De esta introducción saco una conclusión,
hoy al contrario de ayer, no hay mercados, solo que unos pocos se junta para
ver como roban a una mayoría con el apoyo de unos personajes llamados políticos
y unos medios de comunicación que en lugar de informar desinforman. Esto no es
el mercado es mercadeo.
“Quiénes son
los mercados y como nos gobiernan. Once respuestas para entender la crisis”. BIBIANA
MEDIALDEA GARCÍA (coord.), ANTONIO SANABRIA MARTÍN, LUIS BUENDÍA GARCÍA, NACHO
ÁLVAREZ PERALTA, RICARDO MOLERO SIMARRO. Icaria Editorial. Barcelona 2011.