No,
no voy a chismorrear, o sí. Leyendo a Yubal Noah Harari su
libro “Sapiens. De animales a dioses”,
me ha recordado una teoría que había olvidado de mis tiempos universitarios, es
una teoría que entra dentro de nuestra evolución cognitiva, es la llamada “Teoría del
chismorreo” y podemos enclavarla en el desarrollo de la
comunicación humana.
Esta
“Teoría del chismorreo”, no es broma, es respaldada por muchos estudios e
incluso hoy día hay suficientes argumentos para comprobar cómo continua con su
proceso evolutivo, así nos la encontramos en los correos electrónicos, en los
Whatsapp, en las llamadas telefónicas, en los diarios, todos o buena parte de
lo que escribimos, decimos o escuchamos, es puro chismorreo. El chismorreo que practicamos,
generalmente se centra generalmente en fechorías, de ahí que la prensa, o al
menos alguna de ella, informa de los tramposos y gorrones que suelen ocupar los
puestos de poder, algunas TVs nos habla de infidelidades o de relaciones sexuales, todo puro chismorreo; hoy, gracias al bichito Covid, tenemos unos nuevos chismosos, son aquellos que se apostan en los balcones denunciado, bien a
voces o llamando al 112, cualquier delito relacionado como el llevar mascarilla,
o controlando el horario de apertura y cierre de cualquier negocio.
Ha sido ese chismorreo y nuestra capacidad de imaginar, donde han surgido los mitos, los dioses, las religiones y la cosa sigue.
Gracias a esta Teoría del chismorreo, ¡¡quien lo iba a decir!!, el animal humano se hace más inteligente.