Leo en el diario Montañez de Cantabria que una madre acude al Tribunal de lo Contencioso Administrativo para
pedir que a su hijo le aprueben la asignatura de Lengua y Literatura alegando arbitrariedad en la corrección del examen.
Sobre
la misma noticia mi juez de cabecera su
señoría Emilio Calatayud –juez de menores de Granada- escribe en su blog: “ ….Los jueces, con buen
criterio, han mantenido el suspenso del niño y, de paso, han ‘suspendido’ a la
madre, ya que le obligan a pagar las costas del procedimiento.
El tribunal, en su sentencia, dijo
lo siguiente: “Tenemos elementos suficientes para alcanzar la convicción de que
en el presente caso no puede hablarse de arbitrariedad”.
La autoridad de los maestros queda a
salvo… Y el niño que estudie, mujer, déjese de pleitos. Se lo dice uno que fue
tímido para los estudios y llegó a suspender ocho.”
Sin comentarios.