martes, 15 de marzo de 2011

Kevin Carter y la foto que le valió un Pulitzer… ¿y la muerte?



               Esta foto la he utilizado en varios ensayos y como presentación para hablar sobre el hambre y las penurias que pesan sobre África, no había profundizado sobre el  autor de la fotografía y si fue o no la consecuencia que le llevó a la muerte por suicidio a la temprana edad de 33 años.

            Sobre esta foto su autor dijo:

“Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado al niño”.

           Hay fotógrafos y amigos de Carter que manifiestan que esta frase viene como consecuencia de la presión mediática que sufrió desde el momento que fue editada en el The New York Times el 26 de marzo de 1993, presión que aún continua una vez muerto; Carter se ha visto atacado con dilemas y acusaciones obtusas, dicen sus compañeros fotógrafos, de quienes no han pisado jamás un escenario semejante. Un insensato llego a escribir : “El hombre que ha ajustado su lente para captar esa foto es otro predador, otro buitre en la escena”. La opinión pública entendió la foto como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: el niño, era el problema del hambre y la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad.

¿Quién era Kevín Carter?, era un ciudadano Sudafricano que nace en los años 60 en Johannesburgo, viviendo su adolescencia en un país donde ser blanco era un privilegio al tiempo que cómplice de una terrible injusticia el apartheid, Carter se convierte en un paladín  contra la injusticia, usando como arma la maquina fotográfica, sus primeras fotografías fueron realizadas en los campos de Soweto, tras miles de muertos llevaron a Nelson Mandela a ser presidente de su país.

            Ante esta situación de muerte era necesario blindarse y Carter lo hizo fumando drogas, había que mostrar el mundo el horror de ese entorno alocado en el que se encontraba Sudáfrica; con su contribución fotográfica, junto con la de sus compañeros, ayudó a conocer la lucha de sus compatriotas negros.

            En 1993, fotografiando el hambre y la pobreza  en Sudan, es cuando realiza la foto que le daría un año más  tarde el premio Pulitzer, de esta foto se le han hecho muchas preguntas la fundamental: ¿ayudaste al niño?, ¿se lo comió el buitre?, un año más tarde Carter se suicida a los 33 años junto al río que jugaba cuando era niño, dejó una nota que decía:

    "Estoy deprimido [...] sin teléfono [...] dinero para el alquiler [...] dinero para la manutención de los hijos [...] dinero para las deudas [...] ¡¡¡dinero!!! [...] Estoy atormentado por los recuerdos vividos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor [...] del morir del hambre ó los niños heridos, de los locos del gatillo fácil, a menudo de la policía, de los asesinos verdugos [...] Me ido a unirme con Ken, si soy yo el afortunado."

Historia de la foto contada por sus compañeros. Compañeros suyos que estuvieron con el en Sudan; entre ellos Joao Silva, reportero grafico, manifiesta que viajaron en avión con la ONU y que donde aterrizaron había un gran poblado, es ahí donde Carter realizó distintas fotos, dada la proximidad de un estercolero al poblado los buitres acudían en gran número a comer, es la coincidencia del niño y el buitre, este fotógrafo manifiesta que si se amplia la foto se puede apreciar una pulsera en el brazo derecho con el símbolo T·3, que era con el que la ONU identificaba a las personas con problemas de malnutrición. La foto se realizó a unos diez metros del niño, manifestando que a unos 50 metros se encontraba el poblado donde estaba el resto de hombres y niños a los que la ONU entregaba el grano que repartían para su supervivencia. Su compañero Silva cuente que cuando llegaron a Ayod, zona en la que aterrizaron se encuentra ubicada entre infectos pantanales, a unos mil kilómetros del lugar civilizado más cercano, el poblado funcionaba como feed-center, un centro de alimentación de la ONU. Unas 15.000 personas exhaustas que huían de los combates, con grave desnutrición y enfermedades como la malaria, el kala azar (leishmaniasis) o el gusano de Guinea, se concentraban allí un gran número de equipos de ayuda humanitaria. Silva y Carter, cada uno por su lado, hicieron fotos toda la mañana de aquel espanto.
            Otro de las cuestiones es que el niño que vemos en la foto, no murió en ese momento, 18 años después, en el año 2011, un equipo de periodistas viajó al lugar y logró constatar que el pequeño sobrevivió a la hambruna pero que murió hace cuatro años de "fiebres". Su nombre era Kong Nyong.
            Fotógrafos españoles que estuvieron en la zona por las mismas fechas: José María Arenzana y Luis Davilla tomaron fotos muy similares, como la que aquí presento . 




                   Sus compañeros fotógrafos dicen que Carter no se suicidó por un remordimiento. Se limitó a recordar un trozo de paisaje para servirlo al mundo occidental opulento. La expresividad fue su gran logro, la foto ejerció y aún ejerce una metáfora certera de una realidad trágica y atroz de una guerra olvidada . No es ningún montaje: sucedió así y Carter sólo nos troceó y nos regaló el significante; el significado lo pusimos nosotros, espectadores occidentales, atormentados por nuestra sucia conciencia y acosados por los problemas de obesidad extensiva desde la tierna infancia. Carter no era otro predador ni el ejecutor de la niña, no, sino su único redentor. La redimió y esparció la culpa al mundo, para que volviésemos los ojos por un segundo hacia la tragedia de Sudán y ayudásemos a esas criaturas a llevar su cruz olvidada. Carter no logró salvarla, pero es que eso ya (a unos más que a otros, desde luego) nos correspondería a todos.

                     Adjunto el presente documental para ampliar la información sobre el fotógrafo y su fotografía.

                    

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este post, sobretodo teniendo en cuenta que está sucediendo de nuevo. Cambiamos de país, Sudán por Somalia, pero el escenario es el mismo. Niños y personas muriendo de hambre y desnutrición mientras occidente pone cara de póker y mira hacia otro lado.
    Conocía la foto, pero no conocía ni a su autor, ni su historia. Gracias por acercarme.
    Un saludo

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  2. Hola Robin, sobre esa foto se ha escrito carros y carretas.
    El escenario es el mismo, Sudan Somalía, Kenya, es la zona este de África, muy pobre donde las sequías y una agricultura en mano de occidente hacen que la muerte en esa zona sea considerado algo natural y que existe mientras sale en los telediarios.

    ResponderEliminar

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